Este estudio acelerará el desarrollo de nuevas variedades de cebolla que sean resistentes a condiciones como la sequía y satisfagan la creciente demanda de cebollas en el mundo. Según el fitomejorador Richard Finkers , reunir partes de este genoma, que es aproximadamente dieciséis veces más grande que el genoma del tomate y cinco veces más grande que el de los humanos, fue un gran rompecabezas.
Llenas de vitaminas y minerales, las cebollas son una de las verduras más cultivadas en el mundo y un componente importante de la nutrición humana en muchos países.
La fitomejoradora Olga Scholten dijo: “Si las cebollas se van a cultivar en todo el mundo, necesitamos variedades adecuadas para diferentes condiciones de cultivo. Por ejemplo, las enfermedades fúngicas pueden dañar las cebollas y causar pérdidas significativas en los cultivos. Por eso necesitamos cebollas que sean resistentes a las enfermedades fúngicas. "Con el genoma de la cebolla disponible, ahora será más fácil desarrollar nuevas variedades".
Un puzzle de 100.000 piezas
El tamaño del genoma de la cebolla significaba que descifrarlo era una tarea importante. Para Finkers, armar el genoma de la cebolla fue como armar un rompecabezas de 100 000 piezas, 95 000 de las cuales son simplemente piezas de cielo azul. Al afirmar que solo 5000 piezas en el rompecabezas marcan una diferencia real, Finkers dijo que con la ayuda de las últimas tecnologías de secuenciación de ADN, en gran medida han tenido éxito en la secuenciación.
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Finkers agrega que otros investigadores y fitomejoradores pueden aprovechar las oportunidades que presenta esta secuencia genómica publicada. Este trabajo permitirá la selección de muchos cultivares o especies silvestres y su fusión, ampliando así la base de conocimientos. Por lo tanto, los rasgos beneficiosos de diferentes cultivares de cebolla o especies silvestres relacionadas pueden combinarse e incorporarse en un programa de cruzamiento.
Los fitomejoradores esperan que el acceso a la secuencia del genoma de la cebolla duplique la velocidad del trabajo de mejoramiento, reduciéndolo a unos seis o siete años.
“El papel de ciertos genes para conferir resistencia a enfermedades o tolerancia a la sequía en otros cultivos como la papa y el arroz ya ha sido ampliamente estudiado. Con base en la información de la secuencia obtenida de los genes en estos cultivos, los fitomejoradores ahora pueden identificar más fácilmente genes similares en el genoma de la cebolla y avanzar con mayor precisión en sus propios esfuerzos de mejoramiento”.